XVII CERTAMEN LITERARIO 2013 Evaristo Bañon - page 6

CATEGORÍA B
Primer Premio Narrativa
Titulo: EL CAJÓN MISTERIOSO
Autora: JULIA SERRANO SÁNCHEZ
EL CAJÓN MISTERIOSO
Érase una vez un niño llamado Andrés, que vivía en un pequeño pueblecito en el que
había un único colegio llamado Cervantes, al que iban Andrés y todos sus amigos. Allí se
divertían imaginando e inventando divertidas fantasías.
Andrés vestía con una camiseta verde, pantalón vaquero, zapatillas marrones y un reloj
amarillo. Tenía los ojos azules, era muy sonriente, amable y muy cariñoso.
Un día su madre le pidió que buscara sus guantes en una vieja cómoda, él fue a
buscarlos, y vio todos los cajones llenos menos uno. A Andrés se le ocurrió guardar su
bonito reloj amarillo en el inmenso y hondo cajón vacío. Su sorpresa fue cuando volvió a
buscarlo, los relojes se habían multiplicado, todos idénticos y de color amarillo. Luego,
guardo sus gafas, después sus canicas y así estuvo probando con muchas de sus cosas,
y el resultado era siempre el mismo.
Hasta que un día, el niño pensó que si eso sucedía con su juguete más preciado. Sería
maravilloso. Sin dudarlo, dejo su Nintendo en el interior del cajón y lo cerro con rapidez,
pero sucedió todo lo contrario, la maquinita había desaparecido. Inclino el cuerpo
buscándola y se coló dentro. Fue a parar hasta un pintoresco bosque y contempló
asombrado como todas sus cosas estaban bajo un frondoso árbol.
Andrés rompió a llorar angustiado porque no sabía cómo volver a casa, en ese momento
apareció un duende con un pequeño cajón bajo el brazo y le preguntó por qué estaba tan
triste. Andrés le contó todo lo que había sucedido, entonces el duende le pidió que si creía
en la magia, cerrará los ojos y metiese la mano en el pequeño cajón formulando su deseo
de regresar.
Cuando abrió los ojos estaba en el cuarto de sus padres, con el cajoncito entre las manos.
Agotado se quedó dormido con el único deseo de guardar en el cajoncito sus pequeños
tesoros.
Cuando el padre de Andrés volvió del trabajo, entró en la habitación y lo despertó con un
beso, el niño pensó que todo había sido un sueño hasta que su padre le preguntó que
objeto era el que tenía entre sus manos. Andrés le contesto que era el recuerdo de una
fantástica aventura que había vivido.
El padre sintió curiosidad por el relato que había escuchado y abrió el misterioso cajón de
la vieja cómoda. Ante sus ojos apareció una carta que decía:
“En mí tus secretos guardaras y en la magia creerás. Tus deseos se cumplirán, pero de
cosas materiales no serán”.
Desde entonces, Andrés y su padre escriben bonitas historias sobre magia y las guardan
en el viejo cajón de la cómoda, que nunca más volvió a estar vacío sino lleno de bonitas
fantasías de un padre y un hijo.
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