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CATEGORÍA E

Segundo Premio Narrativa

Título: Almas gemelas

Autora: Elisa Sánchez Morales

Cuenta un mito de origen chino que todos estamos destinados a estar con alguien y que

siempre estamos amarrados a ese alguien a través de un hilo invisible que estira, se

encoge e incluso se cruza y se enreda, pero que nunca se rompe, que puedes estar con

muchas personas pero siempre vas a acabar con aquella a la que estás amarrado. Esta

es la historia de dos almas gemelas que estaban unidas desde que nacieron: Alex y

Esteban.

Alex nació el 30 de noviembre de 2002, en una familia muy numerosa cuyos padres se

divorciaron poco después de su nacimiento y ahora está viviendo con su madre, sus

cuatro hermanos y su padrastro. Le gusta mucho el fútbol, patinar, salir con sus amigos,

ayudar a la gente y sobretodo escribir apasionantes historias de amor.

Esteban, digamos que es todo lo opuesto a Alex. Empecemos con que tiene cuatro años

más, es decir, nació el 19 de agosto de 1999, en una familia cuyos padres se amaban con

locura y que solo tenía un hijo a parte de él. Vive en un piso bastante grande para ser

únicamente de cuatro personas. Le gusta mucho gastar bromas a la gente, salir de fiesta

y leer historias de ciencia ficción y de miedo.

Sí, ambos son polos opuestos, pero al fin y al cabo, los polos opuestos se atraen. ¿Me

equivoco?

Alex, se levanta todos los días a las 7:30 am, se viste con lo primero que ve en el armario,

desayuna; se prepara la mochila, hace la cama y a las 8:17 am sale dirección al instituto

para no llegar tarde. En cambio, Esteban, se levanta todos los días a las 8:00 am,

desayuna, elige bien la ropa que se va a poner y siempre se deja la cama sin hacer; sale

de su casa siempre a las 8:29 am y por supuesto, siempre llega tarde a sus clases.

Un día, por los pasillos de las aulas de idiomas, Alex se cruzó con Esteban haciendo que

ambos cayeran al suelo de espaldas.

-Mira por dónde vas renacuajo- Dijo Esteban a Alex- Me he caído por tu culpa.

Alex, que a pesar de ser más bajo que el otro chico, nunca se callaba. Si tenía algo que

decir, lo decía.

-¿Qué mire yo por dónde voy? ¿Y tú qué? Te podrías haber apartado y a ver a quién

llamamos renacuajo- Contestó Alex con firmeza y seriedad. Ninguno tenía ganas de

acabar en pelea así que simplemente se echaron malas miradas y cada uno siguió a lo

suyo.

Al día siguiente, se volvieron a cruzar en el mismo pasillo y se volvieron a echar malas

miradas, y así durante los días restantes de la semana. ¿Casualidad o destino que tengan

a la misma hora en el mismo pasillo de martes a viernes?

Cada día, se decían mentalmente el uno al otro cosas horribles; que si estúpido, que si

creído y cosas de ese estilo.

Dos semanas después del incidente, en la hora del recreo, Esteban estaba jugando con

su grupo a baloncesto en las pistas más cercanas al grupo de Alex; en uno de esos

momentos, Esteban lanzó a la canasta y falló su tiró (o al menos no encestó), pero acertó

en el punto que realmente él quería: la cabeza de Alex.

Empezamos con mal pie. ¿Verdad?